ESTIMAS

Posted by Walterio | Posted in , , , , | Posted on 11/25/2011 12:00:00 a. m.

6

Me he acostumbrado a descubrir en el reverso de las postales, la huella que la soledad deja en los lazos de una cursiva.
La formalidad arropa el afecto, señala la distancia y enumera con cierta melancolía, las voces ausentes que ayudarían a sanar las heridas del alma…



Avellaneda
F.C.C.C.
Amigo muy estimado Humberto:
Desde
te envío un saludo afectuoso, del cual
tu arás partícipe a toda tu estimada familia.
estaré aquí hasta el 25
Mi salud mejora. Nostalgia del lugar
abandonado de los amigos que constituyeron
como mi hogar, fastídiame
a veces con sus recuerdos tristes, pero
la esperanza de días mejores me
anima y alienta. A cada uno de mis
muchachos que veas, le daras un abrazo mío
A Caggiano

Un verano de milnovescientos y pico
Llegará el día en que Alta Gracia idealizará su historia por los apellidos ilustres y las visitas distinguidas, olvidando la melancolía de los enfermos solitarios que hoy veo pasear llenando sus pulmones con el aire milagroso de las sierras.
En Altaria, no habrá espacio para el dolor y el abandono…
Crónicas de un altariano

ARRIBOS

Posted by Walterio | Posted in , , , , | Posted on 11/18/2011 12:00:00 a. m.

6

Apenas pudo concentrarse en el libro que había seleccionado para el viaje, la uniforme continuidad de los sembradíos más allá de la ventanilla, ejercía sobre ella una atracción mayor que aquellas palabras iniciales:

“Siempre es posible esperar del tiempo respuestas a las incógnitas suscitadas en el pasado, el futuro podrá ofrecerse como una ventana al paisaje de las certezas. En tanto nuestras vidas continúen su marcha dejando atrás los recintos silenciosos de la duda y el fracaso, nunca será tarde para descorrer las cortinas y abrir los postigos con júbilo…”

Dudaba que a través del cristal pudiera identificar entre los surcos, la señal que aprobaba su decisión, por lo pronto le quedaban tantos kilómetros como páginas por sufrir al protagonista de su aburrida novela.

Si aceleraba los preparativos, alcanzaría el tren que seguramente llegaría al mediodía. Miró a su alrededor, comprobó que todo estuviera en orden y de pie frente al espejo buscó en sus ojos azulados, algún rastro que lo delatara. Todo lo que a partir de ese instante comenzara a sucederle, quizás quedaría en manos de una red de casualidades: un descuido, la habitual distracción local de las instituciones públicas. Estaba decidido a reescribir cada carilla de su tormentoso diario, pero para ello necesitaba huir de la empecinada soledad de los excesos y desvaríos, intentando compartir por primera vez, el reposo de un hogar. Nunca antes se había planteado el amor como una opción y aquello que por muchos años le había parecido un decadente lugar común, se presentó como su alternativa redentora.

En el coche comedor pudo disfrutar de una infusión reconfortante que la sacó de sus cavilaciones al ponerla al alcance de las miradas ajenas. Dos elegantes damas, luciendo elaborados sombreros la saludaron al pasar por su mesa, ella respondió con una discreta reverencia a pesar de sospechar que tras el protocolo, sus cabezas emperifolladas se inclinarían escandalizadas en el vagón siguiente, comentando su viaje solitario a tierras cordobesas. Hacía tiempo que las habladurías no la inquietaban, su postura frente a la sociedad porteña había transgredido todas las convenciones, desde el día en que se propuso realizar estudios superiores que siempre habían estado reservados para los hombres. Desde su cultivado intelecto, podía comprender el limitado mundo de aquellas mujeres condenadas a un maternal y frívolo devenir.

Abandonó su cuarto con sigilo, por suerte la estación quedaba muy cerca, le sorprendió que la gente en la calle apenas reparara en su presencia. Típico prejuicio de extranjero que pretende ser el centro de las miradas pueblerinas, pero instantáneamente recordó que el Sierras Hotel había acostumbrado a esa gente a los visitantes conspicuos, de doble apellido o sangre real. El carecía de esos atributos, pero sus rasgos caucásicos, lo alejaban de cualquier posibilidad de mímesis con el paisaje humano de Alta Gracia.

Descendió por la vereda soleada y en la penúltima esquina antes de llegar a destino, un linyera le interrumpió el paso. Sobresaltado buscó entre sus bolsillos un puñado de monedas que giraron como minúsculos trompos dorados en la palma encallecida del menesteroso que lo apuñaló con una venenosa mirada de reconocimiento.

El horizonte comenzó a ondularse, la agitación entre los pasajeros era una prueba de que el destino se acercaba descontando durmientes entre los rieles. Pronto tendría con quien comentar sus impresiones sobre el viaje en tren, sabía que la esperaban en la estación con el entusiasmo renovado que prometía una vida nueva. Estaba preparada para demostrar en Alta Gracia, aquello que en la Capital le fuera negado.

 
Apresuró el paso y llegó al andén, le pareció extraño no encontrarse con la actividad propia que precede al ingreso de un tren, temió que sus cálculos hubieran estado desacertados, que algún inconveniente se presentara en el trayecto. Un escalofrío lo paralizó al imaginar que todos sus propósitos podían malograrse por culpa de un error de horarios, entonces advirtió que el viejo reloj de la estación, estaba detenido y que las vías se hallaban cubiertas por la maleza.

Un amistoso grupo de sonrisas le dio la bienvenida, la comitiva del Sanatorio Pattin la aguardaba con respeto. Esa misma tarde ocuparía su puesto de doctora especializada en enfermedades pulmonares.

Un escuadrón lo rodeó en la estación abandonada, el dato aportado por el linyera había sido certero. Esa misma tarde los medios informaron sobre la detención de un contrabandista, mientras esperaba un tren para huir que jamás llegaría...

 

IRONÍAS

Posted by Walterio | Posted in , , , , | Posted on 11/11/2011 11:11:00 a. m.

4


¡Mi querida Hijita!
Yo te mandé una carta
y telegrama y no recibí
tuya. Como te va como
te portas y sentis?
Hoy sacamos fotos y voy
a mandarte. Ayer estuvimos
en Sierras Hotel y ya
ga nos había un consierto
Pero nosotros mas reimos
del maestro que escuchamos
la música reimos
tanto que teníamos miedo
que nos hechen. La noche
pasé mal Jorge te escribió
porque le salió toda
la piel en la colita por
andar 2 horas al caballo.
Vi a Hilda ella piensa
que ustedes vinieron también.
Bueno mi querida te mando
muchos cariños. Tu mama

PAISAJE EN “LA ISLA” – ALTA GRACIA

RINALDI

Posted by Walterio | Posted in , , , , | Posted on 11/04/2011 12:00:00 a. m.

14



Atilio creía que las aparatosas cámaras de fotos, ejercían en los perros la misma atracción que las ruedas de carros, jardineras, sulkis y automóviles. Contaba en su archivo, decenas de negativos de cristal donde un peludo intruso acaparaba todo el interés y simpatía de quienes luego recibían la postal o la fotografía encargada.

La pequeña aldea serrana estaba llena de pulgosos callejeros, flacos mendigos de las pensiones y hoteles, que nunca se cruzaban con los aristocráticos caniches traídos desde Buenos Aires, eternamente acariciados por manos enguantadas y enjoyadas, mascotas que hasta contaban en ciertos lugares como el Hotel Eden de La Falda, con un cementerio…
 
Frente a la casona de Villa Carlos Pellegrini, Atilio dispuso su equipo como siempre y cuando hundió la cabeza bajo el manto protector de la cámara, sucedió lo habitual, un ladrido lo hizo trastabillar enredándose con el fuelle. Despeinado pegó un grito en un vano intento por espantar a la perrita que le meneaba la cola con intenciones amistosas, buscó en sus bolsillos y encontró el alfeñique que unos minutos antes le había convidado la propietaria que le encargara el trabajo.
 
Con asombrosa precisión, atrapó la dulce ofrenda en el aire y se echó a sus pies para mordisquearla, distracción que Atilio aprovechó para volver a intentar una toma de los balaustres, lambrequines y palmeras.
 
En el momento preciso en que el diafragma parpadeaba atrapando la luz y el tiempo, alcanzó a ver que su fortuita compañera también había decidido posar para la posteridad, pero al abandonar la penumbra del paño algo contrariado por la intromisión, se dio cuenta que la traviesa ya no estaba en la vereda. Dio unos pasos, miró a su alrededor y no hubo manera de encontrarla. El alfeñique yacía en la tierra, húmedo de ausencia…
 
 
No tenía idea en dónde se encontraba, tenía la sensación de haber hecho un largo viaje y a gran velocidad. Sentía frío y todo a su alrededor resultaba terriblemente extraño. Oía palabras desconocidas y en su lengua perduraba el rústico sabor de la caña de azúcar…
 
Manos enguantadas, muy distintas a las que mimaban a los caniches y malteses hospedados en el Sierras Hotel, la atraparon con firmeza y la llevaron a un sitio donde se sintió muy confundida porque unos hombres poco amistosos le decían Kudryavka otros Zhuchka o Limonchik hasta que todos se pusieron de acuerdo en llamarla LAIKA.

 
Un 3 de noviembre de 1957, los rusos enlataban a una perrita callejera en el Sputnik 1 por la humana vanidad de conquistar el cielo, pero a las pocas horas su canino corazón se volvió polvo estelar.
Desde entonces… algunos imaginamos que en el oscuro silencio del espacio, sus ladridos quiebran las reglas de la física para vigilar nuestro cósmico devenir.
 
  
Desde la idealizada Altaria, los fotógrafos del cielo la siguen buscando, para que retorne a sus calles…