EDÍCULO

Posted by Walterio | Posted in , , , , | Posted on 8/02/2008 12:00:00 a. m.

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Tardo en cruzar la esquina, los automóviles suben y bajan por el boulevard, ingresan a una estación de servicio, frenan ante un ómnibus que es aguardado por un grupo de estudiantes.
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Nadie se enhebra a las inmateriales coordenadas del pasado, el olor a nafta eclipsó para siempre el aroma fresco de las hierbas serranas.
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Cierro los ojos y los tímidos colores de una postal Briñon desmontan el caos paisajístico del presente…
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La lejana vista de la cúpula jesuita, el sereno espejo del tajamar, la crestería pintoresquista de la casa inglesa y una simple ochava, coronada por balaustres…
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Sangro por las grietas el latido de arena de un río trepidante…
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Me enfiligrano,
me embalaustro,
me encorniso,
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Exhalo por las ventanas el soplo de silencio de un viento distante …
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Me empilastro…
me enrejo,
me embalcono,
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Tiemblo por los salones el tacto de luz, de un sol inquietante…
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Me embaldoso,
me entablono,
me enladrillo,
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Espero por los zaguanes el encuentro postergado.
.................................................................................Un instante…
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Abro los ojos y la estación de servicio impone la estridencia de sus colores, nadie se enhebra a las inmateriales coordenadas del pasado, nadie sospecha que en esa esquina, alguna vez un humilde edificio fue demolido, para construir sobre sus escombros el fastuoso Chalet Dominoni....

Comments (10)

Insisto Walterio muy bueno lo suyo!!! Me prendo en lo del vinito, ofrezco mi casa, cuando quieras arreglamos encuentro!! Besoss

Nélida: Tus elogios siempre me dan un calorcito en el pecho que me reconforta.
La juntada viene marchando... te aviso.

se desprenden deseos de encuentros misteriosos mezcladas con imagenes de añoranzas. Precioso

Homo-Sapiensis Hace muchos años solía realizar caminatas nocturnas, esperaba que las calles se tranquilizaran y que la gente me cediera la ciudad por unas horas...
Los encuentros misteriosos eran inevitables, maravillosos fantasmas se corporizaban en las sombras de los portales, tras los postigos entrecerrados, encima de las lucarnas de latón, al final de los peldaños de piedra... a veces los relámpagos de una tormenta me sorprendían saboreando la desnudez de esos habitantes de la noche, sobre los balaustres descascarados de la gloria del pasado.

Siempre me trataron como la pobre nodriza de los Dominoni.
Un buen día les demostré: Yo podía más. Y me tiré nomás por el hueco del ascensor.
De hecho, desde esa mañana, pasé a la memoria de la eternidad.
Eso sí, les digo que este espectro es de exijirse mucho. Tuve que sacar mis fuerzas para hacer aquella última pirueta.
Aprendí a manejarme sin permiso ni mapa, cruzar la vereda entre carros sin caballos y colarme entre la gente en plena comida para entender así -un poco más- a la gente de hoy.
Ay, disfruto tanto de pasear por las noches en mi camisón de remiendos. Ropa de lujo nunca tuve, ¿para qué? Porque para mis baños de luna no me falta más que éste.
Por el borde del tajamar, paseo y pesco unas cuantas estrellas con mi cofia bordada. Camino entre los enamorados, los miro y les soplo un poco de mí -sí, los asusto- cuando veo alguna actitud "fuera de tono" para mis niñas bonitas.
Y si lo habré visto al niño Walterio... Claro, en esas... no!.
Él sólo observaba con esos ojos grandes, y soñadores, y registrando todo, sigiloso. Como si en su cabecita todo se dibujara.
Le recuerdo bien cuando en una noche fría, le encontré solito y temblando contra el umbral del cine. Y sí, que podía esperar al ver mi estampa flotando, pobrecito. Pero muy contento luego se puso por el encuentro. Desde allí en adelante, paseamos.
Pero yo le digo a usted, mi niño, que hasta ahora nadie pudo así. Es que le confieso que yo no me dejo pispiar por cualquiera: puede ser fatal. Soy tan feaaaa, usted ya vió. Aunque bien valió lo de aquella noche. Supo entender y sólo unos pocos logran tales pasos.
A la vida hay que llevarla bien, sin sobresaltos ¿eh? Los baños de luna a usted, mi niño, le muestran claridad. Pero no me le abuse, o quedará alunado, como yo.
Su nani, que le quiere.

Maru: He temblado abrazado a un perro, en el banco rojo que alguna vez descansaba en el andén de la estación de trenes. He escuchado los pasos a mi espalda de alguien que nunca llegó a despertarme sobre el calicanto del tajamar. Las noches de Altaria siempre han estado plagadas de espectros y las palabras de la nana de los Dominoni, me resultaron muy emotivas.

No creo que tenga palabras para responder a las tuyas... Preciosas amigo, gracias por compartir esos recuerdos y fantasías. Un abrazo

Homo-Sapiensis: Yo creo que tienes muchas palabras. Te he leído.

"..Me encorniso,me enrejo,me embalcono, me embaldoso..." . Como en "La poética del espacio" de Bachelard, mi queridísimo Yonjatan, es una maravilla lo que usté hace con los lugares.

Santa Lucía: Usted es una Santa! acaba de hacerme descubrir la influencia de una lejana lectura de ese bellísimo libro.