RECAUDO

Posted by Walterio | Posted in , , , , | Posted on 8/31/2018 12:00:00 a. m.

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Ariadna abre el libro “Historia y evocación de Alta Gracia” de Miguel Alfredo Rizzuto, en la página 5, reconoce un paisaje clásico convertido en postal y piensa que el volumen podría servirle de guía para rastrear otras tarjetas que aún no ha podido incluir en su archivo dedicado a la villa serrana.

HISTORIA Y ARTE


EL TAJAMAR, LA IGLESIA, EL MONUMENTO Y CASA HISTÓRICA

Se detiene en la página 7 y lee las palabras del autor precedidas por un epígrafe:

“Esta tierra que siembro es mi patria y la quiero.
De ella me viene el canto, la fatiga, el dolor.
Mi ley está en herirla, en sembrarla, en quererla
Y en decir su alabanza, como en esta canción.

CARLOS CARLINO

Al realizar este libro, ha creído el autor contribuir eficazmente, al mayor conocimiento de la inmensa y apasionante historia de Alta Gracia, que el 8 de abril de 1953 ha cumplido su 365 aniversario.
La tarea se ha llevado a cabo, en base a documentos inéditos y materiales tomados de la bibliografía existente, que tenga algún valor, por su seriedad, veracidad o sentido artístico.
Se ha pretendido dar una reseña histórica y general, desprovista de la aridez del texto o del documento antiguo, que se haga accesible al público y despierte curiosidad y cariño por nuestro pasado, siempre lleno de evocación, de tradición y de poesía. Hay en el pasado argentino, un acervo histórico, que, como argentinos, tenemos el deber de…”

El crujido de una silla interrumpe la lectura de Ariadna, anoticiándola de no ser la única visitante de la biblioteca de calle Liniers. Una briza extraña, un aroma desconocido, la envuelve en un desasosiego repentino. Al girar la cabeza hacia la ventana, el tagaciano la aguarda con la mirada. Sobresaltada regresa al párrafo excedido de comas:


“…mantener y acrecer, con idealismo, desinterés y amor a la verdad.
Alta Gracia, rico venero histórico y estético, permitiría escribir un libro denso y nutrido. Por ahora, dado los móviles de esta obra, nos limitamos a dar la información esencial y de…”

La mano enguantada del tagaciano, cubre la página impidiéndole a Ariadna finalizar la lectura.

- Si realmente está interesada en el pasado de esta ciudad, le pido que me acompañe hasta la vereda, hay un libro que he rescatado para usted.

- ¿Cómo puedo confiar en alguien que se presenta de esta manera?

- Mis disculpas nunca serán suficientes por haberla asustado. Soy lector de sus columnas en “Diario Quelonio” y también estoy al tanto del comportamiento deshonesto que el Licenciado Pezzoni y el Profesor Goliardo tuvieron con sus ideas.

- ¿Y usted cómo lo sabe?

- Le dije que sigo sus publicaciones, por eso he decidido ayudarla.

Distendida, Ariadna se dejó convencer y abandonaron la biblioteca. En la calle el tagaciano sacó un libro de su morral y se lo entregó.

- ¿Conoce este título?


Un destello de entusiasmo recorrió la mirada de Ariadna.

- ¡La mítica novela de Marcelo Peyret! ¡El escritor maldito anatemizado por el cura párroco! ¿Cómo lo consiguió? Deben quedar muy pocos ejemplares que se hayan salvado del fuego.

- Eso ya no importa, ahora queda en sus manos, la ciudad merece una historia menos atada al romanticismo de los memoriosos.

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